Sobre MANGADO & ASOC.SL.
DESCUBRE MáS SOBRE MANGADO & ASOC.SL.
Filosofía
contexto
La reflexión sobre el contexto constituye la esencia, el signo distintivo del proyecto de arquitectura. La consideración del contexto está detrás del sentido último de una ética arquitectónica desgraciadamente poco habitual en los trabajos actuales más ‘vistosos’. La arquitectura debe hacer de la idea de servicio su objetivo fundamental; al contrario que el ‘servilismo’, el servicio implica una acción de transgresión, de dar más, entendiendo el contexto como algo con lo que merece la pena establecer un diálogo, incluso si el fin último es negarlo. Esta relación, por problemática e intensa, resulta extraordinariamente fructífera y debe estar dominada más por la inteligencia y la sensibilidad que por la invención o la imaginación.
material
De los elementos clave de la arquitectura, el material es seguramente el único indiscutible. La condición material y física no es sólo objeto de reflexión y discusión, sino que además es tangible, se visualiza y se toca: es algo que, independientemente de la posición ideológica, se puede contrastar. Nunca se ha investigado y propuesto tanto sobre los materiales como ahora. Material y programa constituyen los dos objetos de investigación que han dado frutos más interesantes y rigurosos de los últimos años. En el contexto de una arquitectura ‘ética’, a la que se exige un compromiso cada vez mayor con el medio ambiente, la reflexión sobre los materiales adquiere además un valor fundamental. Las nuevas propuestas sobre materiales afectan directamente a conceptos formales - los enriquecen y transforman - y resultan por tanto sustanciales en la medida en que la arquitectura es un hecho formal, de contenidos, en contraposición a lo únicamente gráfico o caligráfico.
topografía
Cuando existe la topografía como condición previa, constituye uno de los aliados más útiles y fructíferos para el proyecto. En nuestra retina abundan las imágenes de edificios cuyo máximo interés radica en la forma en que se han enfrentado a la topografía. Desde aquellos intuitivamente topográficos, cuya configuración responde a las fuerzas físicas, a los empujes directos del terreno, hasta los programática o artificialmente topográficos, como los que convierten la idea de la plataforma o del plinto en argumento básico, pasando por los que son en esencia topografía, como la Villa Malaparte. Todos ellos ayudan a entender la importancia de este concepto no sólo como condicionante natural, sino como punto de partida racional, fundamental desde el principio en el diseño del edificio.
naturaleza
La arquitectura puede entenderse como un intento de la razón por superar los límites inmediatos y opresivos impuestos por la naturaleza. Hoy en día el proceso racional ha excedido el límite del necesario principio de respeto a la naturaleza, y como consecuencia vivimos un periodo de desconfianza respecto a la razón en general, y a la arquitectónica en particular, con modelos de trabajo y edificios que buscan diluirse y fundirse con lo natural, denotando una posición ‘acomplejada’ que duda de que la arquitectura pueda ofrecer opciones positivas, capaces de dar más y de generar una relación recíproca con lo natural. Así ocurre, independientemente de su capacidad expresiva, con las arquitecturas que se conforman sólo como reflejo inmediato de los procesos geométricos minerales, o con los blobs, curvilíneos y retorcidos hasta el infinito como si fueran de arcilla.
representación
La capacidad de representar de la arquitectura no debe confundirse con la mera capacidad de asombrar o llamar la atención. Muchas veces la arquitectura más divulgada y más conocida por el público lo es no por su capacidad de dar respuestas, de proponer o de investigar, sino por la de crear espectáculo. Pero el espectáculo es, por definición, momentáneo: no implica continuidad. El hecho de representar implica, sin embargo, la necesidad de que existan contenidos, juicios de valor e ideas. Exige que se pueda leer en términos de significación, lo que nos refiere a un material esencial en la arquitectura, el tiempo. Sólo el paso del tiempo otorga a la palabra significación todo su contenido y sólo el juicio del tiempo puede realmente descubrir los edificios que son capaces de representar a una sociedad o un tiempo específicos. No resulta creíble una arquitectura que surge como respuesta coyuntural sin voluntad de futuro o de permanencia, ni aquélla que nace movida por criterios materiales sin implicación cultural e ideológica.
Filosofía
contexto
La reflexión sobre el contexto constituye la esencia, el signo distintivo del proyecto de arquitectura. La consideración del contexto está detrás del sentido último de una ética arquitectónica desgraciadamente poco habitual en los trabajos actuales más ‘vistosos’. La arquitectura debe hacer de la idea de servicio su objetivo fundamental; al contrario que el ‘servilismo’, el servicio implica una acción de transgresión, de dar más, entendiendo el contexto como algo con lo que merece la pena establecer un diálogo, incluso si el fin último es negarlo. Esta relación, por problemática e intensa, resulta extraordinariamente fructífera y debe estar dominada más por la inteligencia y la sensibilidad que por la invención o la imaginación.
material
De los elementos clave de la arquitectura, el material es seguramente el único indiscutible. La condición material y física no es sólo objeto de reflexión y discusión, sino que además es tangible, se visualiza y se toca: es algo que, independientemente de la posición ideológica, se puede contrastar. Nunca se ha investigado y propuesto tanto sobre los materiales como ahora. Material y programa constituyen los dos objetos de investigación que han dado frutos más interesantes y rigurosos de los últimos años. En el contexto de una arquitectura ‘ética’, a la que se exige un compromiso cada vez mayor con el medio ambiente, la reflexión sobre los materiales adquiere además un valor fundamental. Las nuevas propuestas sobre materiales afectan directamente a conceptos formales - los enriquecen y transforman - y resultan por tanto sustanciales en la medida en que la arquitectura es un hecho formal, de contenidos, en contraposición a lo únicamente gráfico o caligráfico.
topografía
Cuando existe la topografía como condición previa, constituye uno de los aliados más útiles y fructíferos para el proyecto. En nuestra retina abundan las imágenes de edificios cuyo máximo interés radica en la forma en que se han enfrentado a la topografía. Desde aquellos intuitivamente topográficos, cuya configuración responde a las fuerzas físicas, a los empujes directos del terreno, hasta los programática o artificialmente topográficos, como los que convierten la idea de la plataforma o del plinto en argumento básico, pasando por los que son en esencia topografía, como la Villa Malaparte. Todos ellos ayudan a entender la importancia de este concepto no sólo como condicionante natural, sino como punto de partida racional, fundamental desde el principio en el diseño del edificio.
naturaleza
La arquitectura puede entenderse como un intento de la razón por superar los límites inmediatos y opresivos impuestos por la naturaleza. Hoy en día el proceso racional ha excedido el límite del necesario principio de respeto a la naturaleza, y como consecuencia vivimos un periodo de desconfianza respecto a la razón en general, y a la arquitectónica en particular, con modelos de trabajo y edificios que buscan diluirse y fundirse con lo natural, denotando una posición ‘acomplejada’ que duda de que la arquitectura pueda ofrecer opciones positivas, capaces de dar más y de generar una relación recíproca con lo natural. Así ocurre, independientemente de su capacidad expresiva, con las arquitecturas que se conforman sólo como reflejo inmediato de los procesos geométricos minerales, o con los blobs, curvilíneos y retorcidos hasta el infinito como si fueran de arcilla.
representación
La capacidad de representar de la arquitectura no debe confundirse con la mera capacidad de asombrar o llamar la atención. Muchas veces la arquitectura más divulgada y más conocida por el público lo es no por su capacidad de dar respuestas, de proponer o de investigar, sino por la de crear espectáculo. Pero el espectáculo es, por definición, momentáneo: no implica continuidad. El hecho de representar implica, sin embargo, la necesidad de que existan contenidos, juicios de valor e ideas. Exige que se pueda leer en términos de significación, lo que nos refiere a un material esencial en la arquitectura, el tiempo. Sólo el paso del tiempo otorga a la palabra significación todo su contenido y sólo el juicio del tiempo puede realmente descubrir los edificios que son capaces de representar a una sociedad o un tiempo específicos. No resulta creíble una arquitectura que surge como respuesta coyuntural sin voluntad de futuro o de permanencia, ni aquélla que nace movida por criterios materiales sin implicación cultural e ideológica.
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