Sobre ONDARRETA
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Hacemos mobiliario porque es así como nuestros ancestros nos enseñaron a darle sentido al mundo, a aprehenderlo e imaginarlo, a dejar en él nuestra huella. Trabajamos por que nuestra sociedad sea cada vez más sensible al buen diseño; por dar vida a espacios nuevos y lugares antiguos; por fortalecer vínculos propiciando encuentros bellos y generadores; por ser un apoyo para quienes escriben poemas, diseñan pósters, envían emails, disfrutan de la gastronomía, tocan un instrumento o contemplan arte.
Somos hijas y nietas de ebanistas haciendo muebles en el mundo contemporáneo y por esto leemos todo, tanto en clave de tradición, como de innovación. Cada colección que creamos es una expresión de nuestro profundo respeto por lo que más nos importa: una herencia artesana de más de cuarenta años y el deseo de evolucionar para mantener un estilo vital y un equilibrio entre lo funcional y lo estético, entre lo que se hace a mano y lo que se hace con tecnología, entre lo local y lo global. Somos raíces y futuro, somos origen y destino.
Vivimos la materia prima desde su fuente; la conocemos, la amamos, la trabajamos con respeto, como nos lo ha enseñado la tradición familiar. Como artesanos, incorporamos la voz de nuestros clientes al diálogo milenario entre madera, metal y textil. Como diseñadores escuchamos, investigamos, exploramos el mundo, observamos la forma como está construida cada silla en la que nos sentamos. Como generación que toma el relevo, hemos empezado a crear una nueva tradición: la de colaborar con arquitectos, interioristas y estudios de diseño de talla internacional. Nuestra insaciable curiosidad se encuentra a diario con el conocimiento de nuestro origen para llevarnos a crear piezas que han sido seleccionadas por reconocidos cocineros para recibir a sus comensales, por arquitectos para dar un toque contemporáneo a edificios históricos, por interioristas para dar vida a residencias creativas y galerías de arte, por particulares trayendo calor a su hogar.
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Le damos un inmenso valor a lo que hacemos, pero también a lo que somos y a lo que construimos a nuestro alrededor. Creemos que los principios de honestidad, ética y solidaridad que se empezaron a forjar en el taller de carpintería de nuestro abuelo, son hoy más imprescindibles que nunca para crear lo que entendemos por buen diseño. El buen diseño no se preocupa sólo por la estética, la funcionalidad y por satisfacer las necesidades del cliente, el buen diseño se preocupa también por cumplir con un alto estándar de calidad y por garantizar el cuidado de los procesos, la materia prima y la tierra que nos la da; por hacer crecer a cada colaborador que hace su aporte para que podamos dar vida a nuestros productos.
A la crisis de la globalización de los 90, respondimos con un compromiso al que nos hemos mantenido fieles hasta hoy: el de no producir ni comprar ningún componente de nuestro mobiliario fuera del País Vasco. Este compromiso nos ha llevado a consolidar un ecosistema de producción que nos permite sacar de nuestra fábrica lotes de muebles personalizados hechos localmente para ser usados en todo tipo de espacios, en todos los rincones del mundo.
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En nuestro corazón está la tradición, la herencia, el amor por el arte, el cuidado y la cohesión entre todas las partes. Nos importa fomentar creatividad y prosperidad, brindar comodidad, crear lazos. Es esto lo que nos hace levantar cada mañana y lo que nos mantiene en pie, moviéndonos, enfrentando retos y reinventando nuestra empresa atentos a las necesidades de los clientes. La pasión y el gusto por lo que hacemos, el disfrute de incorporar y compartir nuevas perspectivas y la tranquilidad de saber que apoyamos la industria local con sistemas de producción sostenibles y trazables son el motor que nos mantiene en marcha.
Por nuestro arte y nuestros clientes, seguimos en pie, aún no nos sentamos.
Hacemos mobiliario porque es así como nuestros ancestros nos enseñaron a darle sentido al mundo, a aprehenderlo e imaginarlo, a dejar en él nuestra huella. Trabajamos por que nuestra sociedad sea cada vez más sensible al buen diseño; por dar vida a espacios nuevos y lugares antiguos; por fortalecer vínculos propiciando encuentros bellos y generadores; por ser un apoyo para quienes escriben poemas, diseñan pósters, envían emails, disfrutan de la gastronomía, tocan un instrumento o contemplan arte.
Somos hijas y nietas de ebanistas haciendo muebles en el mundo contemporáneo y por esto leemos todo, tanto en clave de tradición, como de innovación. Cada colección que creamos es una expresión de nuestro profundo respeto por lo que más nos importa: una herencia artesana de más de cuarenta años y el deseo de evolucionar para mantener un estilo vital y un equilibrio entre lo funcional y lo estético, entre lo que se hace a mano y lo que se hace con tecnología, entre lo local y lo global. Somos raíces y futuro, somos origen y destino.
Vivimos la materia prima desde su fuente; la conocemos, la amamos, la trabajamos con respeto, como nos lo ha enseñado la tradición familiar. Como artesanos, incorporamos la voz de nuestros clientes al diálogo milenario entre madera, metal y textil. Como diseñadores escuchamos, investigamos, exploramos el mundo, observamos la forma como está construida cada silla en la que nos sentamos. Como generación que toma el relevo, hemos empezado a crear una nueva tradición: la de colaborar con arquitectos, interioristas y estudios de diseño de talla internacional. Nuestra insaciable curiosidad se encuentra a diario con el conocimiento de nuestro origen para llevarnos a crear piezas que han sido seleccionadas por reconocidos cocineros para recibir a sus comensales, por arquitectos para dar un toque contemporáneo a edificios históricos, por interioristas para dar vida a residencias creativas y galerías de arte, por particulares trayendo calor a su hogar.
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Le damos un inmenso valor a lo que hacemos, pero también a lo que somos y a lo que construimos a nuestro alrededor. Creemos que los principios de honestidad, ética y solidaridad que se empezaron a forjar en el taller de carpintería de nuestro abuelo, son hoy más imprescindibles que nunca para crear lo que entendemos por buen diseño. El buen diseño no se preocupa sólo por la estética, la funcionalidad y por satisfacer las necesidades del cliente, el buen diseño se preocupa también por cumplir con un alto estándar de calidad y por garantizar el cuidado de los procesos, la materia prima y la tierra que nos la da; por hacer crecer a cada colaborador que hace su aporte para que podamos dar vida a nuestros productos.
A la crisis de la globalización de los 90, respondimos con un compromiso al que nos hemos mantenido fieles hasta hoy: el de no producir ni comprar ningún componente de nuestro mobiliario fuera del País Vasco. Este compromiso nos ha llevado a consolidar un ecosistema de producción que nos permite sacar de nuestra fábrica lotes de muebles personalizados hechos localmente para ser usados en todo tipo de espacios, en todos los rincones del mundo.
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En nuestro corazón está la tradición, la herencia, el amor por el arte, el cuidado y la cohesión entre todas las partes. Nos importa fomentar creatividad y prosperidad, brindar comodidad, crear lazos. Es esto lo que nos hace levantar cada mañana y lo que nos mantiene en pie, moviéndonos, enfrentando retos y reinventando nuestra empresa atentos a las necesidades de los clientes. La pasión y el gusto por lo que hacemos, el disfrute de incorporar y compartir nuevas perspectivas y la tranquilidad de saber que apoyamos la industria local con sistemas de producción sostenibles y trazables son el motor que nos mantiene en marcha.
Por nuestro arte y nuestros clientes, seguimos en pie, aún no nos sentamos.
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