Sobre PARACHILNA
DESCUBRE MáS SOBRE PARACHILNA
En Australia, para poder ser considerado un pueblo se precisan cuatro requisitos: una cabina telefónica, un buzón, un cajero automático (en el pasado, un banco) y un pub.
Parachilna, siendo uno de los últimos reductos civilizados antes de adentrarse en el desierto australiano al norte de Adelaida, es lo que tiene en la actualidad. Situada en la vía ferroviaria que solía conectar con la antigua línea del Ghan, el tren que recorre Australia, cruzando de norte (Darwin) a sur (Adelaida). El Ghan fue y sigue siendo una impresionante obra de ingeniería. Una poderosa locomotora capaz de recorrer 3.000 km a través del desierto. El nombre le viene de los camelleros afganos que en el siglo XIX fueron contratados para atravesar el por entonces inexplorado desierto australiano. Hoy en día ningún tren se detiene en Parachilna, pero la vieja estación permanece en pie. En la foto se puede contemplar a dos individuos esperando se pare un tren que nunca lo hará, pero no desesperan. Un día ese tren, en contra de toda lógica, se para.
Este es un pequeño homenaje a la fe y la pasión. A todos aquellos que, poderosos como el Ghan, recogen a apasionados pasajeros como los de la foto.
Porque todos los desiertos pueden ser cruzados.
Porque todos los trenes se paran incluso sin existir una estación.
Porque no se necesita demasiado para construir un pueblo o tus propios sueños.
Porque todas las estrellas brillan más en el desierto.
Después de muchos años en el sector, cosechando algún éxito y aprendiendo de los pequeños errores, decidimos crear PARACHILNA. Dedicada a la iluminación decorativa, PARACHILNA nace porque nos gusta el lujo. Entendiendo por lujo la honestidad del diseño, el valor de los materiales nobles y la manufactura artesanal, recuperando el saber hacer de los pocos talleres metalistas, ceramistas, vidrieros y otros que a pesar de la voraz descentralización todavía nos quedan en Europa, y esperamos también queden en otras regiones del mundo. Confiamos encontrar a estas personas que entienden el “lujo” como lo entendemos nosotros en cualquier ciudad de los cinco continentes. Asimismo, nos apasionaría poder colaborar con diseñadores de las más dispares nacionalidades.
En Australia, para poder ser considerado un pueblo se precisan cuatro requisitos: una cabina telefónica, un buzón, un cajero automático (en el pasado, un banco) y un pub.
Parachilna, siendo uno de los últimos reductos civilizados antes de adentrarse en el desierto australiano al norte de Adelaida, es lo que tiene en la actualidad. Situada en la vía ferroviaria que solía conectar con la antigua línea del Ghan, el tren que recorre Australia, cruzando de norte (Darwin) a sur (Adelaida). El Ghan fue y sigue siendo una impresionante obra de ingeniería. Una poderosa locomotora capaz de recorrer 3.000 km a través del desierto. El nombre le viene de los camelleros afganos que en el siglo XIX fueron contratados para atravesar el por entonces inexplorado desierto australiano. Hoy en día ningún tren se detiene en Parachilna, pero la vieja estación permanece en pie. En la foto se puede contemplar a dos individuos esperando se pare un tren que nunca lo hará, pero no desesperan. Un día ese tren, en contra de toda lógica, se para.
Este es un pequeño homenaje a la fe y la pasión. A todos aquellos que, poderosos como el Ghan, recogen a apasionados pasajeros como los de la foto.
Porque todos los desiertos pueden ser cruzados.
Porque todos los trenes se paran incluso sin existir una estación.
Porque no se necesita demasiado para construir un pueblo o tus propios sueños.
Porque todas las estrellas brillan más en el desierto.
Después de muchos años en el sector, cosechando algún éxito y aprendiendo de los pequeños errores, decidimos crear PARACHILNA. Dedicada a la iluminación decorativa, PARACHILNA nace porque nos gusta el lujo. Entendiendo por lujo la honestidad del diseño, el valor de los materiales nobles y la manufactura artesanal, recuperando el saber hacer de los pocos talleres metalistas, ceramistas, vidrieros y otros que a pesar de la voraz descentralización todavía nos quedan en Europa, y esperamos también queden en otras regiones del mundo. Confiamos encontrar a estas personas que entienden el “lujo” como lo entendemos nosotros en cualquier ciudad de los cinco continentes. Asimismo, nos apasionaría poder colaborar con diseñadores de las más dispares nacionalidades.
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