La vivienda se emplaza en el Parque Conde Orgaz, una zona residencial de baja densidad en el noreste de Madrid, en una parcela amplia y recóndita a penas visible desde la vía pública. En este entorno introvertido y en ligera pendiente se concibe una arquitectura de curvas suaves y espacios fluidos que modela el terreno jugando con la luz y las vistas.
El aparcamiento y la zona de servicios ocupa la zona más baja de la parcela, y a continuación en el siguiente nivel se sitúa la planta noble de la vivienda. Se trata de un espacio diáfano que envuelve el paisaje a su alrededor. En su extremo norte, el volumen ofrece un gesto de bienvenida que delimita la entrada principal, en la zona frontal se crea un patio íntimo con vistas a la piscina y en la parte posterior se configura un jardín vinculado al salón.
Los espacios para las actividades diurnas ocupan la planta baja, que cuenta también con una habitación de invitados y una zona de estudio con acceso independiente. En la planta superior se sitúan los dormitorios, que disfrutan de las amplias terrazas con vistas a la ciudad.
El comedor se ubica hacia el este para captar el sol de la mañana, envuelto por un amplio ventanal de vidrio curvo y protegido por el voladizo de la terraza superior. La sala de estar se sitúa en la parte opuesta, ligeramente por debajo del nivel del suelo, para formar un espacio acogedor con vistas al jardín. Esta área exterior cuenta también con un elegante set de asientos de obra en torno a un brasero circular.
La fachada de la vivienda cuenta con grandes ventanas de suelo a techo, y combina el mortero blanco con una sutil composición de lamas de madera en el piso superior. Esta piel permeable sirve como celosía para dar privacidad al dormitorio principal y pronuncia las líneas curvas del perímetro de la cubierta plana.
El lenguaje formal de la vivienda se traslada a los elementos muebles del diseño interior. La cocina se configura como una isla independiente, de formas redondeadas, donde predominan los acabados en blanco. El alicatado cerámico de piezas cóncavas sin juntas crea un patrón de líneas verticales que se asemeja a las lamas de la fachada.
La intervención en el paisaje subraya las líneas curvas de la vivienda y las terrazas, formadas por muros de mampostería en piedra natural. La profusa vegetación se concentra en el perímetro de la parcela, para proporcionar privacidad, mientras un sistema de suaves rampas conecta los diferentes niveles. Los accesos están pavimentados con losas de hormigón blanco, mientras que los espacios de transición entre el césped y la grava se conectan con losas circulares dispuestas de forma aleatoria.
Design Team:
AQSO Arquitectos
Client: Quartiers