Fotógrafo: Daniela Mac Adden
Fotógrafo: Daniela Mac Adden
Fotógrafo: Daniela Mac Adden
Casa L4 se localiza en la urbanización privada Costa Esmeralda, a trece kilómetros al norte de la ciudad de Pinamar y a cuatro horas de la ciudad de Buenos Aires. El barrio donde se ubica el lote, Barrio Marítimo II, se dispone linealmente paralelo al mar. Un fuelle de pinos media entre el barrio y la costa, respetando los 200 metros de retiro establecidos por reglamentación provincial.
La casa debía servir para ser usada durante pequeñas estadías de descanso. Así mismo, debía tener capacidad para recibir huéspedes y ser factible de ser eventualmente rentada.
El lote, un médano prácticamente virgen, se presentaba forestado por hileras de pinos marítimos. En cuanto a su topografía, su superficie desciende en sentido transversal aproximadamente dos metros de un extremo a otro, mientras que longitudinalmente su relieve baja suavemente en dirección al mar.
La elección de la materialidad a emplear se fundó en dos motivos.
Por un lado, tras la anterior experiencia de haber construido otras casas en hormigón visto sabíamos que este material era capaz de conservarse en condiciones a lo largo del tiempo sin prácticamente requerir mantenimiento.
Por otro lado, consideramos que su color y textura establecerían un dialogo armonioso con el entorno natural propio del lugar.
Respecto al área social, esta debía constituirse como el espacio protagónico de la casa, amplio, luminoso y estrechamente vinculado con el exterior; mientras que el área privada debía conformase por cuatro dormitorios lo más independientes posible, servidos cada uno por su propio cuarto de baño. Nuestra intención era desarrollar la mayor parte del programa en una única planta y contar con un espacio exterior a mayor altura, provisto de agua, desde donde contemplar el imponente contexto natural. Coincidimos en que tanto la vegetación arbórea como la particular topografía del lugar conformaban las riquezas que el proyecto arquitectónico debía respetar.
Pretendíamos que la casa quedara inmersa en medio del bosque, envuelta por la atmosfera inmanente del lugar. Esta fue la razón por la cual decidimos retirarla del frente más allá de las distancias mínimas reglamentarias. Alejándola de la calle los espacios interiores ganarían intimidad mientras que su espacio posterior no se vería perjudicado, ya que este se prolonga visualmente más allá de los límites de lote fundiéndose con el bosque de pinos contiguo al mar.
Con la intención de generar un contraste sensorial, el acceso a la vivienda se experimenta desde un semicubierto penumbroso por medio de una estrecha escalera contenida entre dos paramentos ciegos de hormigón visto hacia un espacio amplio y luminoso: la planta principal.
Respecto al armado de esta planta, para proveer a los dormitorios de la mayor privacidad posible los ubicamos en cada uno de los cuatro ángulos de una planta cuadrada.
Las actividades sociales tomaron lugar en la franja central. Una escalera que conduce a la azotea se situó en el corazón de la casa contribuyendo a su organización espacial. Situada a mitad de la franja de uso común, dispuso la cocina-comedor a uno de sus lados y el estar al otro, definiendo y manteniendo a estos dos espacios de uso funcional y visualmente conectados.
El equipamiento de los dormitorios y sus respectivos cuartos de baño se dispusieron despegados de los paramentos del perímetro de cierre.
Del lado topográficamente más alto, donde la plataforma de la planta principal apoya sobre el terreno natural, el cerramiento lateral se reduce a un tabique colgante abriéndose al entorno exterior mediante una gran raja longitudinal baja, protegiendo la espacialidad interior de las visuales del lote contiguo.
En el extremo más deprimido del lote en el que la casa se despega aproximadamente dos metros del nivel del terreno natural, el cierre lateral se constituyó mediante un muro bajo con una abertura lineal alta.
Ambas soluciones permitieron generar visuales exteriores y espacios naturalmente iluminados sin dejar de preservar el carácter íntimo de su espacialidad interior.
Mientras que los laterales se cerraron mediante paramentos ciegos provistos de rajas horizontales, tanto el cerramiento del frente como el del contrafrente se resolvieron por medio de un cierre transparente que, tomando todo el ancho y toda la altura interior del volumen, direccionaron las vistas y enmarcaron las visuales. En el contrafrente, mediante la apertura de las carpinterías, el espacio interior se amplía expandiéndose hacia el deck semicubierto y unificándose con el espacio exterior.
La maleabilidad propia del hormigón permitió concebir a la escalera como un elemento de carácter escultórico autónomo. Con la misma plasticidad expresiva se trabajaron los muros que dividen a los dormitorios del sector central generando, hacia ambos lados, salientes y nichos que oficiaron de muebles de apoyo fijos.
En relación a la iluminación de la casa, dada la profundidad de su planta se decidió reforzar la iluminación natural desde la cubierta.
El área central del sector social es bañado de sol a través del prisma acristalado que alberga la escalera principal. Se incorporaron rajas lineales sobre los paramentos interiores que delimitan el espacio cocina-comedor, buscando generar sobre la superficie de estos muros el efecto de los distintos barridos de luz natural a lo largo del día. Así mismo, los baños fueron iluminados mediante lucarnas planas sobre los espacios de ducha.
La estructura portante se resolvió mediante una gran losa sostenida por un sistema de vigas invertidas apoyadas en tabiques ubicados en el interior de la planta y columnas metálicas dispuestas sobre los cierres laterales formando parte del cerramiento de aluminio. Con el objeto de enfatizar la horizontalidad de la casa y de disminuir su impacto visual, tanto en el frente como en el contrafrente el sistema estructural de vigas fue retranqueado respecto de la línea de cerramiento, generando losas en voladizo que oficiaron de protectores solares.
Desde la planta de azotea, abrazado por las copas de los pinos se despliega un apacible espacio de contemplación. Gracias a la transparencia de la caja de escalera pueden experimentarse vistas en todas las direcciones. Cubierto por un deck de madera y provisto por un sector de ducha y por dos piscinas contiguas, este espacio elevado se erige como un mirador orientado hacia el mar.
En medio de un trozo de naturaleza dispusimos una caja construida oradada de tal manera que permitiese que el afuera fluya, entre y salga a su través, convirtiéndola así en parte del entorno, fundiéndose y vibrando en consonancia armónica con él. Por medio de su síntesis espacial y el carácter despojado de su materialidad intentamos que la casa despertase sensaciones y lograse potenciar los sentidos de las personas que la habitasen, en ese intercambio místico que a veces surge entre las personas y las cosas.
Superficie del terreno: 1.100 m²
Superficie construida: 180 m²
Architect: Arch. Luciano Kruk
Team project: Arch. Ekaterina Künzel, Arch. Luciano Kruk
Site Manager: Pablo Magdalena
Collaborators: Arch. Josefina Perez Silva, Arch. Andrés Conde Blanco, Arch. Belén Ferrand, Arch. Leandro Rossi, Arch. Alberto Collet, Dan Saragusti, Giorgio Lorenzoli, Denise Andreoli, Federico Eichenberg
Fotógrafo: Diego Medina
Fotógrafo: Daniela Mac Adden
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