Esta casa vacacional se encuentra cerca del pueblo de Mont-ras, a pocos kilómetros de la Costa Brava española, en una región montañosa cultivada con árboles frutales. El diseño, similar al de un pueblo, incorpora las ruinas de una antigua casa de campo a los volúmenes de la vivienda.
El edificio respeta en la medida de lo posible la vegetación preexistente. Los distintos pabellones articulados que conforman la casa, recubiertos de ladrillo marrón, se proyectan hacia el espacio central, hacia la piscina - el corazón de esta villa. Este espacio está paisajísticamente vinculado a los volúmenes a través de escaleras que forman terrazas utilizadas como solárium. Se generan además diferentes espacios protegidos por muros que funcionan como barreras contra el viento y que invitan a la relajación.
El edificio principal, la residencia de los propietarios, se compone de dos volúmenes de tres plantas idénticas que contienen: un salón con chimenea en la diagonal, cubierta por una bóveda catalana, una sala de música y un dormitorio principal con baño y vestidor en la planta baja; una biblioteca en la segundo planta; en la tercera planta, una sala de juegos y una sala de estar, conectada a la piscina a través de escaleras exteriores.
Los módulos independientes están reservados a alojar al resto de los miembros de la familia e invitados. El volumen básico del módulo es de 3 x 6 x 6 metros, e incluye dormitorio, baño y vestidor.
El comedor principal, lugar de encuentro por excelencia, totalmente revestido de azulejos de cerámica de color rojo, está orientado a la piscina y conectado a la cocina y los cuartos de servicio a través de una puerta giratoria de cristal.
El conjunto de la casa, incluyendo la piscina, está construida sobre una plataforma que recuerda claramente el estilóbato de un templo griego o al Pabellón de Mies van der Rohe en Barcelona.
El efecto escenográfico del conjunto se ve reforzado por la inserción de cipreses. Un obelisco construido con ladrillos de color rosa (en alusión a una naturaleza petrificada) y la forma de las ventanas, que juega en la perspectiva que ofrece tanto al interior como al exterior, sirven de contrapunto a los árboles.
Ricardo Bofill Taller de Arquitectura